COSAS DE LA VIDA

2016-02-01

Si tuviese suficiente conocimiento literario escribiría sobre la vida. Ahí está ese gran regalo, que la gente no disfruta.

Voy mirando el cielo y no veo nada reflejado. Por no ver, no veo nubes para contar, porque un gris caprichoso las escondió al abrigo de su amparo.

Solo sé sentir el viento. Puedo acariciarlo con mis manos y dejar que dibuje el perfil de mi figura, consentirle que arrastre la profundidad de mis sueños y permitir que me traiga el calor de tus suspiros.

Admiro la senil sabiduría, la experiencia de los años y la veteranía del tiempo… solo admiro, nada más.

Me gustaría viajar en las saetas de un reloj a la sombra de la grande, sentado en la pequeña y así, cómodamente, con el tiempo a mi favor, poder recorrer el mundo y detenerme en la Toscana.

Veo los cubiertos de plata ornamentando tu mesa. Los grandes actos conmemoran las ocasiones y los sueños, como armoniosas constelaciones, flotan en tu estancia.

Podría llover, podría hacer sol, hasta podría nevar… como observareis estamos a la disposición del tiempo, a su entera disposición, a su caprichoso destino o a la involuntariedad de los hechos.

Tic, tac, solo tiempo…

Robé los días al calendario cambiándolos por estrellas para adornar tu cuerpo e iluminar tu cara. Hoy tengo el firmamento suspendido en la pared, orientado mi destino y acompañando mi soledad.

Si tuviese suficiente habilidad, diestra intuición y socorrida sensatez os hablaría de la vida, pero en carencia de lo escrito e ingenuamente pensando, os paso a esa nube azul en la que habito, donde la perspectiva es distinta y la forma de vivirla enfoca los sueños en posibles realidades.